El próximo 4 de junio será el renacer de Farina. La artista lleva casi 10 meses ausente debido a una operación de mandíbula a la que se sometió y de la que aún se recupera.
El pasado 19 de
septiembre Farina se sometió a la cirugía de mandíbula que su
cuerpo le estaba reclamando a gritos desde hace más de 10 años y a
la que ella le había hecho el quite por miedo, por trabajo, por
costos, por una cosa y la otra. No pudo aplazarla más porque el
dolor en las articulaciones de la cara se le hizo insoportable y eso
la mantenía sumida en una profunda tristeza.
“Me dolía al
reir, al masticar, no podía comerme una manzana, me levantaba con un
dolor en la boca y en las encías horrible com si hubiera comido
carne toda la noche, me daba mucho dolor de cabeza y hasta me dolía
el oído izquierdo”, relató Farina.
El dolor físico se le
sumaba al dolor que le significa entrar al quirófano en el momento
más importante de su carrera, pues su tema ‘Pum pum’ que había
grabado con Ñejo Flow, tenía más de 45 millones de visitas en
YouTube y tenía programadas varias presentaciones alrededor del
mundo.
“Saber que estaba en un buen momento profesional fue lo
más difícil para mí, a la hora de tomar la decisión de operarme.
Sabía que me tenía que ausentar un año y me daba miedo que la
gente se olvidara de mí”, afirmó. Pero aún así la decisión se
tomó y poniéndole el corazón de guerrera que la caracteriza,
Farina se sometió a la cirugía que tardó 7 horas.
Ya completó
8 meses de recuperación, tiempo en que no pudo hablar, menos cantar,
comía sólo con pitillo y su cara se hinchó al punto de estar
irreconocible. Al término de estos meses ella ha comenzado a ver la
luz de la que ha sido quizás la prueba más difícil de su vida y
sus miedos ahora comienzan a disiparse, porque la vida parece
comenzarla a premiar por su sacrificio.
Hace poco recibió la
noticia de que fue nominada por el canal HTV como la Mejor Artista
Latina y Mejor Artista Latina Promesa, en los premios que se
entregarán el próximo 4 de junio en Punta Cana. Además de estar
nominada, se va a presentar en tarima con Alexis & Fido, por lo
que esa fecha será entonces el reecuentro de Farina con el público,
con la tarima.
“Imagínate cómo me va a dar la bienvenida la
vida, yo lo siento como algo mágico, siento que tantas lágrimas,
preocupación, noches de desvelo, miedo a que la gente se olvidara de
mí, aquí terminan”, puntualizó.
¿Qué fue lo más
difícil en todo este proceso?
Además de tomar la decisión de
operarme en el momento más importante de mi carrera, los cuidados
que tuve que tener después de la cirugía. La hinchazón, el
desespero de estar en tu casa, esperar desincharme un año, comer
durante los tres primeros meses con pitillo, perder la sensibilidad
en toda la parte de tu boca, tantas cosas.
¿Cuánto tiempo
dejó de hablar?
El primer mes. Me la pasaba escribiendo, ya en el
segundo mes podía pero a uno le da impresión que se le revienten
los puntos. Todo el tiempo estaba con bolsas de hielo, bolsas de agua
caliente, tener cuidado con la cepillada, los enjuagues, todo fue un
proceso pero yo siempre estuve con la actitud y con la expectativa de
cómo me iba a ver.
¿Cuándo se veía al espejo cuál era su
impresión?
Lloraba bastante. Tenía mucho desespero y pensaba en
si había hecho lo correcto. A veces no quería pararme de mi cama,
otras veces me levantaba en la madrugada y me asomaba al espejo sólo
para ver cuanto había desinchado. Se me hizo largo el tiempo, pero
después del tercer mes tuve que relajarme y enamorarme de mi
recuperación.
¿Hoy se ve al espejo y qué ve?
Me siento
super bien, no tanto por lo físico si no por el hecho de poder
masticar bien, morder una manzana y no darme susto de que se me va a
desencajar la mandíbula. Ahora me siento segura y hasta puedo cantar
mejor porque mi respiración mejoró, mi fuerza vocal también. Mejor
dicho, me siento como un cisne.
¿Quién estuvo con usted en
todo este proceso?
Es algo muy particular porque uno de se da
cuenta quién es quién en tu vida. Me di cuenta que en la mía son
mi familia y mis seguidores que tengo desde hace más de 10 años con
el Factor X.
¿Todo fue tan terrible en esos momentos?
No.
Al contrario, creo que todo fue positivo porque en ese momento en que
no puedes hablar sólo observar y pensar, te ayuda a sacar
conclusiones y creo que crecí mucho espiritualmente y ese fue un
momento que Dios me mandó para que yo analizara todo a mi alrededor.
¿Y llegó a alguna conclusión?
Que a veces por estar
acelerando tantos los procesos te olvidas de dónde vienes y a lo que
vienes.
¿Cuándo comenzó usted con su problema de
mandíbula?
Todo ese cambio me comenzó después de los 18 años.
No fue algo con lo que yo crecí sino que se me fue desarrollando.
Tratamos de corregirlo con ortodoncia, pero notábamos que mi
mandíbula se iba desencajando y corriendo más hacia un lado.
Algunos médicos dicen que como yo sufrí de epilepsia durante muchos
años y tomé muchos medicamentos, de pronto esas son secuelas de la
droga porque era muy fuerte. Si no fue eso, no entendemos qué paso.
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